martes, 21 de febrero de 2012

seguir adelante.

¿Podría algo salir peor? Creo que es aquí cuando llegas a ese punto en el que todo se te va de las manos, en el que ya no sabes controlar la situación y ves como la mierda te ahoga. Creo que eso es lo que me está pasando a mí ahora mismo. Pretendes hacerlo todo bien, que cada paso que das, lo haces pensando en los demás y nunca en tí, lo haces todo con cuidado para no hacerle daño a este o al otro pero nadie piensa en el dolor que puedes tener tu por dentro, que llega hasta tal punto que te come. Haces todo eso, ¿y para qué?; para nada, para escuchar quejas y reproches. Y entonces ahora es cuando estás en ese momento en que buscas soluciones, en el que no llegas a ver la luz y en el que te quedas estancada. Déjame decirte, que creo que tengo la solución, y que puede que esa solución sea pensar un poco más en tí, hacer lo que te apetece aquí y ahora porque digan lo que digan, nadie es nadie. Tenemos que aprender que no todo siempre va a ir bien y que cuando todo se nos va de las manos tenemos que saber frenarlo y volver a ponerlo todo sobre control. Nadie dijo que fuera fácil, pero nada es imposible y es cuestión de levantarse cada mañana con más fuerza que ayer y gritarle al mundo si hace falta que hoy vas a intentar ser más feliz que ayer. Y con esto, yo he aprendido que hay gente de toda la vida que te falla, que los tienes que echar de tu vida porque no merece la pena que estén ahí pero también están los que, pase lo que pase, siempre estarán ahí hasta en los momentos más dificiles. He aprendido que conoces a gente de un día para otro, y en algunos cuesta confiar pero al final te demuestran que merece la pena dejarles entrar, otros se convierten en personas muy importantes en semanas, y otros crees conocerlos, confías y el día que menos te lo pienses te dan la patada. Luego también esta esa persona que dice prometerme un para siempre, que promete estar contigo hasta el final y, por una cosa u otra, cada vez lo sientes más lejos y entonces te das cuenta de lo doloroso que es echar de menos cosas que ayer aún tenías. Por supuesto, también me he dado cuenta de que hay personas del pasado que es imposible olvidar, que aunque pasen los días siempre hay un motivo por el que siguen en la memoria y quizás mientras eso sea así no se puede buscar un futuro; o igual sí. Pero a pesar de todo esto, a pesar de los que vienen, de los que van, de los que te dejan sin despedida o sin motivo, de los que hoy resultabas muy importante estar en su vida y mañana te olvidan, de los que te odian, de los que te quieren, de los que moverían tierra y mar por verte feliz, de los que no pararían de tirarte piedras hasta verte dolida, he aprendido que no importa las veces que caiga, no importa los días grises que vengan porque si yo no busco la felicidad nadie va a venir a traermela. Ningún día es bueno para darse por vencido. Y no pienso olvidarme de mí, para que otra persona sea feliz; otra vez no.

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