sábado, 19 de noviembre de 2011

de todo se aprende.


He cometido errores, pero he sabido aprender de todos ellos. He hecho cosas en mi vida de las cuales me siento orgullosa. He dejado entrar en mi vida a gente que ni siquiera se merecía un poco de mi atención.  También ha entrando gente en mi vida que día a día ha sabido estar ahí para mí, me ha demostrado en todo momento que si esta aquí es para quedarse.  Pero, también ha estado gente a mi lado que ahora poco a poco decide irse, sin motivo y sin explicación.  He perdido a personas que jamás querría haber perdido.  He aprendido algo de todas esas personas que han entrado y salido de mi vida, unas las he olvidado completamente, mientras que otras de alguna manera siempre estarán conmigo. He dado un poquito de mi por gente que no se lo merecía, he dicho te quiero a gente que no ha sabido apreciarlo y he llorado por gente que no merecía mis lágrimas. Pero también, me han dado un hombro donde llorar y me han dicho un te quiero lleno de verdad.  Quizás he dejado pasar oportunidades que no he sabido aprovechar, pero siempre intento vivir el día a día, vivir el momento, sin pensar en que pueda pasar. He aprendido a dejarme llevar sabiendo que todo momento conlleva alegría pero también dolor.  He aprendido a levantarme cada vez que me han empujado, he aprendido a vivir con los pies en la tierra. Me he dado cuenta de que tengo que cuidar todo esto que me rodea para no perderlo y sé que no es tan malo dar algo sin pedir nada a cambio. He decidido ser un poco egoísta y orgullosa, pero solo a veces. Quizás a veces me he equivocado y he hecho daño, pero sin querer. Sé que el odio es malo, por eso prefiero no odiar a nadie, pero asumo que soy una persona rencorosa y que puedo perdonar pero olvidar me resulta difícil. Todo esto lo he aprendido con el paso del tiempo, a base de la experiencia, de las ostias que he llevado y también de las alegrías. He aprendido como reírme de los errores, como bailar bajo la tormenta, a quien dedicarle un poco de mi vida y a quién no.  Tengo en cuenta cada momento de mi vida, tanto bueno como malo, cada vez que doy un paso y algo nuevo llega a mí.  En definitiva, se por quién tengo que mover tierra y mar y por quién no, he aprendido que jamás me arrepentiré de mis errores solo aprenderé de ellos, y también he decidido no cerrar ninguna puerta por miedo al fracaso o por miedo al dolor.
Porque no voy a dejar que lo que quizás pueda tener hoy, mañana ya no esté aquí.


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